Baby Sir

Por lo que les dejo un fragmentito XD

– Escúchame bien ave… si le haces algo a Britani, juro que te mordisqueare hasta que no quede nada de ti… comenzando por la cabeza y con esas extrañas cejas que tienes – le amenazó el Bulldog, mostrando los dientes y dejando escurrir una gran cantidad de saliva en el suelo, misma que casi alcanza una de las patas de Sirmiq.

– Arg, qué asco!!! – exclamo el viejo General, levantando su pata para evitar contacto con la sustancia babosa que recorría el piso – no me interesa… yo sólo quiero salir de aquí y regresar a casa – respondió Sirmiq dando vuelta y buscando una salida que lo llevara al último piso y salir de una buena vez de esa casa gigantesca.

– Casa?? Acaso tienes dueño?? – preguntó sorprendido el bulldog, observando como el pingüino viejo caminaba por el pasillo, con aquel pasito acompasado tan gracioso. Sirmiq se detuvo al escuchar las preguntas del perro, sin duda la mente de las mascotas era bastante limitada, difícilmente alcanzaban ver más allá de sus amos y sus hogares, eliminando cualquier instinto de supervivencia en el mundo salvaje.

– Sí, tengo un hogar… y quiero regresar a él… lejos de esa horrible niña a la que llamas “ama” o “Britani” – dijo Sirmiq moviendo su aleta y comenzando su camino… El Bulldog parpadeo sorprendido siguiendo con la mirada al pingüino, antes de comenzar a caminar y darle alcance.

– Eso cambia las cosas – le dijo colocándose frente a él, trayendo un gruñido por parte de Sirmiq y su interés – Si tienes dueño, entonces te echara de menos… ese niño o niña sufrirá al no tenerte a su lado… aunque seas muy feo – dijo con un tono de preocupación el bulldog, llevándose una pata a su mentón.

– Aja… cómo sea… me largo de aquí – dijo Sirmiq tratando de apresurar el paso, pero sin lograrlo al ser sostenido de las plumas de su cola – OYE TÚ!!! SUELTAME!!! – gritó el viejo General enfadado por aquel toque incómodo y ofensivo, comenzó a aletear dispuesto a golpear al canino cuando le soltó de golpe.

– Tengo una idea!!! – dijo el can entusiasmado comenzando a mover la cola y agachando su cabeza al piso antes de dar un salto.

– Estoy seguro que es tu primera idea en el año… cierto? Por eso estas taaaan entusiasmado – dijo el General con un dejo de burla al ver la emoción del perro que brincó sobre él, llenándolo de saliva – NO HAGAS ESO!!! – le ordenó empujándolo para alejarlo, levantándose para quitarse toda la baba que le dejo encima.

– Bueno… quieres escuchar mi idea, sí o no? – preguntó el bulldog observándole alegremente… Sirmiq levantó una ceja sorprendido por los cambios de personalidad y humor que tenía el perro, pero en especial por la peligrosidad que había presentado al inició de su secuestro y que ahora parecía su amigo.

– Adelante… pero estoy seguro que es tonta y absurda… como tú – respondió moviendo su aleta y quitándose el resto de la saliva de sus cejas.

– Te quedarás aquí – dijo alegremente ante la mirada de escepticismo del viejo pingüino ante la idea tan estúpida que le había dado, pero antes de decirle algo más, el can prosiguió pasando su lengua por uno de sus cachetes – y mañana por la tarde te iras – Sirmiq soltó un resoplido

– Si te vas hoy mismo, Britani sufrirá y no quiero que eso suceda… pero, sí te vas mañana y pasas la tarde y la noche con ella, Britani será feliz y pensara que tal vez su padre o el mayordomo te devolvió a tu dueño… así ambos serán felices – termino el can con una gran sonrisa. Sirmiq inició su camino, demostrando así el rechazo de dicha idea y comenzando a buscar otra vez la salida.

– Oh, vamos… te lo suplico – dijo el bulldog adelantándose a él y poniendo cara de cachorro apaleado, sin que funcionara en Sirmiq. El viejo General paso de largo observándolo sin expresión alguna, dirigiéndose a una puerta semi-abierta.

– Necesitaras algo más que esa cara de cachorro suplicante… soy a prueba de eso – dijo sin ver al cachorro que se levantó pasando su lengua sobre su nariz y comenzando a correr en dirección del viejo General. Sirmiq rió ligeramente al imaginar la decepción del perro, pero viviendo con la familia de Tux, ese tipo de expresiones estaban a la orden del día, además por culpa de caras como esa se encontraba en esa situación precaria.

– Por favor!!! Juega un ratito con Britani!!!

– Te dije que no!!!! – le respondió el pingüino, antes de escuchar la puerta abrirse y comenzar a correr, siendo atrapado nuevamente por el can.

– ROCKS!!! LO ENCONTRASTE!!! – gritó entusiasmada al niña, con esa voz aguda que lastimaba los oídos de Sirmiq, pero que al parecer el perro le agradaba por la forma en que corrió a ella y brinco a su alrededor – Muy bien echo chico… y tú, eres un travieso – le dijo a Sirmiq, señalándole con un dedo y colocando su otra mano en su cintura.

Tomo a Sirmiq por la espalda y lo llevo a su habitación, mientras eran seguidos por el alegre bulldog…

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15 minutos después…

– QUÍTAME ESTA COSA DE ENCIMA!!! – Gritó Sirmiq, tratándose de quitar el pequeño collar con sus aletas y pico, trayendo la risa de la pequeña niña malcriada, misma que se levantaba felizmente y corría a su cajón para sacar quién sabe qué otra cosa. Aquello era tan frustrante ni los cuidadores del zoológico le habían hecho pasar algo tan humillante como eso, por mucho le colocaron una banda en la pata, pero un collar “anti pulgas”… jamás!!!

– Mira que hermoso!!! – le dijo la pequeña mostrándole una prenda, pero lejos de ponerle atención, se tumbó en el piso, luchando por alcanzar el collar con sus patas y arrancárselo de una buena vez, sin lograr su cometido y enredándose en el proceso.

– Jajajajajajajajaja – rió la niña al ver cómo el pingüino quedaba atorado con un dedo en el collar sin lograr zafarse, cuidadosamente, se acercó y zafó su dedo, desenredando tan curioso nudo – pobrecito – le dijo tomándolo con ambas manos… Sirmiq compuso una mirada siniestra, esta era su oportunidad para darle una lección a esa chiquilla malcriada, pero la expresión de ese bulldog en el fondo de la habitación le hizo que lo pensara mejor, no quería ser mordisqueado.

– Eres tan lindo y gordito!!! – le dijo abrazándolo con fuerza, mientras el pingüino se removía conforme aumentaba la fuerza de su agarre, hasta que logró sacarle un gas… Sirmiq se puso rojo como un tomate maduro, no podía creer que le hiciera eso la niña… finalmente, ceso su agarre colocándolo sobre el suelo y, levantándose, corrió en dirección de la cómoda sacando varias prendas del cajón.

– Te verás muy lindo con esto – le dijo mostrándole una pequeña prenda de vestir de color rosa… Sirmiq, aun rojo, abrió grandes lo ojos al ver la prenda mostrada, se negaba a utilizar cualquier tipo de ropa que tuviese que ver con esa chiquilla, especialmente de ese color.

– No!!! Me niego – dijo comenzando a caminar en dirección opuesta, mientras la placa del collar sonaba al compás de sus pasos, trayendo la risa de la pequeña de nueva cuenta. Paso junto al bulldog, dándole una mirada de reproche por la sonrisa que mostraba.

– Rocks!!! – dijo la niña en tono suplicante, haciendo que el perro se levantara y tomara de la cabeza a Sirmiq para devolverle a la niña.

– Muy buen perrito – le dijo acariciando su cabeza y tomando al pingüino que ponía mala cara – vamos a jugar a la pasarela de modas!!! – continuó la pequeña entusiasmada, mostrando la prenda a Sirmiq otra vez…

– A continuación… nuestro modelo muestra un vestido de diseñador, con algunos detalles de pedrería… – anunció sosteniendo un micrófono de juguete, mientras Sirmiq se encontraba parado con un vestido rosa puesto, con una enorme vena en la frente y rojo como un tomate maduro, escuchando el parloteo de la criatura.

– Te matare… – murmuró enfadado – de forma lenta y dolorosa… – continuó mientras la niña lo tomaba y le quitaba el vestido y le colocaba un conjunto deportivo para caballero y lo volvía a colocar en el caminito y empujándolo para que avanzara y quedará en el escenario – no me interesa que seas sólo una cría humana… te matare…

Sirmiq © Leyva